¿Eres una mujer cuya mente está siempre enfocada hacia el
trabajo, las cuentas bancarias, y las estrategias?
¿O acaso una
romántica sin metas claras, que espera la llegada de un príncipe?
¿Te apasiona todo lo
que suponga crear, eres enamoradiza y sabes disfrutar del placer de los sentidos?...
Estas son algunas de las diosas que conforman las psiques
femeninas y que, todas juntas, integran la Diosa que hay dentro de ti.
Hubo un tiempo muy lejano, en algunas culturas, Dios era
mujer. Gaia para los griegos, Hathor en Egipto, Eda entre los escandinavos...
la Diosa adquirió mil formas y nombres, pero se halla presente en el origen de
todas las culturas. El gran poder de la Diosa residía en que presidía el
principio femenino de la Creación, asociado al misterio de la procreación.
Cada humano, hombre o mujer es un ser completo, como una
bola facetada de cristales que contiene todas las deidades. Por distintas
circunstancias, se activan unos u otros arquetipos; es decir, aunque una mujer
se identifique con una energía femenina determinada, podrá potenciar más otras
por efecto del entorno familiar cuando es una niña, o los de la sociedad siendo
adulta.
Así aunque una niña sienta una fuerte presencia de Artemisa,
la diosa de la naturaleza, independiente y feminista, si sus padres la educan
para que sea dulce como la miel, ella, para ser aceptada, se entregará a
Perséfone, la doncella sumisa y complaciente, reprimiendo el arquetipo
dominante de su psique.
La sociedad es otro factor que fomenta algunas diosas y
condena a otras. Tradicionalmente, las diosas potenciadas eran Perséfone, la
hija, Hera, la esposa y Démeter, la madre. Afrodita, la deidad del amor, fue
condenada como «la prostituta». Ahora, con los logros feministas, las diosas
más reconocidas son Atenea, arquetipo de la mujer triunfadora, Artemisa y
Afrodita.
Por otro lado, las fases por las que pasa una mujer en su
desarrollo también son causa de la activación de diferentes arquetipos. De esta
manera, en su adolescencia puede ser una Perséfone, la doncella sin metas
claras, conectada con sus sentidos y a la espera de venga algo o alguien capaz
de arrebatarla, y cuando sienta su sexualidad y empiece a tener relaciones con
distintos chicos surja en ella la bella Afrodita, que le dará la capacidad de
enamorarse.
Si en una de esas relaciones encuentra al hombre de su vida,
aparecerá tal vez Hera hablándole de compromiso y haciéndola soñar con una
boda. Hera será quien le permita ser fiel al hombre elegido. En el instante en
que empiece a sentir la necesidad de crear una nueva vida, será Démeter la que
le esté sugiriendo la idea de quedarse embarazada.
Al tiempo, tal vez se exprese Atenea para ayudarle a sacar
adelante su trabajo y poder llegar a fin de mes. Y si sufre una infidelidad y
decide divorciarse, invocará a Artemisa, convirtiéndose en independiente,
solidaria con las mujeres, que sabe marcarse objetivos y conseguirlos. Quizás
al final de su vida, tras las experiencias adquiridas y el sufrimiento, pueda
aparecer en ella una Hestia, la anciana sabia y espiritual que busca la soledad
para conectar con ella misma.
Hay que tener en cuenta que cada uno de estos patrones es en
sí incompleto y que para crecer, una persona necesita a los demás. Por eso, no
sólo es importante descubrir la diosa (o el dios) con el que internamente una
se identifique más, sino también activarlos a todos para alcanzar la plenitud.
ARTEMISA: DIOSA DE LA LUNA
Como diosa de la caza y de la luna, personifica el espíritu
femenino independiente. Es el arquetipo que permite a una mujer lograr sus
propias metas en el terreno que ella misma elija. La mujer Artemisa se siente
completa sin un hombre. También representa a la hermana, y este es el atributo
que la lleva a solidarizarse con las otras mujeres y a defender sus derechos.
Encarna, por tanto, las cualidades idealizadas por el Feminismo: realización y
competencia, independencia de los hombres y sus opiniones, y preocupación por
las mujeres oprimidas.
Es la diosa de la inteligencia, la sabia y la guerrera, la
pragmática. Representa a aquella que es capaz de valerse de su inteligencia e
intuición para resolver conflictos y enfrentarse a la vida. Un ejemplo muy
claro de mujer Atenea es la ejecutiva que logra ascender hasta cargos
directivos dentro de una empresa. Es perspicaz, intuitiva, inteligente,
realista y muy diplomática, pues se vale de las alianzas para lograr sus
objetivos.
Es la diosa de la espiritualidad, el fuego del hogar, la que
confería a éste integridad y totalidad. Hestia encarna a la mujer focalizada en
sí misma, en su experiencia subjetiva interna. Sabia e intuitiva, Hestia sabe
captar la esencia de cada situación, pues mira más allá de lo aparente. Ella
disfruta de la soledad que le permite entregarse a la meditación, en conexión
con las riquezas de su mundo interno. Representa a la tía soltera, a la
ermitaña, a la monja o las místicas.
Esta es la diosa madre, generadora de «leche y miel», amor,
protección y sustento espiritual. Si de niña disfrutaba atendiendo a sus
hermanos pequeños o a sus primos y jugaba a las mamás, su arquetipo más fuerte
es el de Madre. Probablemente es usted generosa e inclinada a cuidar, escuchar
y aconsejar.
Es una diosa alquímica, ya que sus experiencias son
transformadoras. Esta deidad lleva a la mujer que la encarna al disfrute de su
cuerpo y de la sexualidad plena con el ser amado. No sólo es belleza, sino
capacidad de generar belleza, por lo cual todo lo que ella hace se ve inundado
por la creatividad: desde los juegos con sus hijos, al arte, la cocina o
cualquier actividad. Esta diosa aparece en toda mujer que se enamora. Se trate
de una Atenea concentrada en su trabajo o de una Démeter centrada en sus hijos,
la entrada de Afrodita en su vida convertirá al nuevo amor en una prioridad.
Ella la inducirá a ir de compras para adquirir ropa más sexy y hará que
despierte su imaginación creando situaciones que rompan la rutina.
Es la diosa para la que el matrimonio es sagrado. Constituye
el arquetipo de la esposa, y el de la reina, pues es la consorte del rey que
ella misma promueve, para realizarse a través de él. Se siente incompleta sin
pareja y sueña con el día de su boda como el broche de los cuentos de hadas.
Una de sus mayores virtudes es la fidelidad, así como la capacidad de
compromiso.
PERSÉFONE: DONCELLA Y REINA DEL SUBMUNDO
Considerada una de las diosas más completas, tiene dos caras
arquetípicas, la niña, y la reina del inconsciente. Toda mujer Perséfone
empieza siendo la doncella, dulce y sensual, pero inconsciente de su
sexualidad; divertida y romántica, sin metas claras.
Es la protagonista de los cuentos de hadas, una Cenicienta o
una Blancanieves, vulnerable, sumisa y complaciente, que espera que llegue su
príncipe azul. Dependiente de una madre dominante que impide su crecimiento, es
de esas mujeres que consideran a su madre su mejor amiga, y con ella comparten
todos sus secretos.
Está representada también por la eterna estudiante, que
después de la universidad acumula títulos, sin ninguna expectativa de trabajar
en serio. Suelen ser siempre víctimas por su receptividad, pero no saben defenderse,
permaneciendo pasivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario